Parece que una vez más España va a tener que enfrentarse a un momento muy duro dentro de la crisis. No obstante, son muchos (sobre todo el actual Gobierno en funciones hasta que se cierre el Gobierno definitivo) los que argumentan que existe una mejoría en nuestro país que parece alejarnos de los periodos económicos más difíciles que hemos tenido que vivir los españoles desde 2008. Y son precisamente estas mismas fuerzas las que abogan por alejar a España de un posible cambio de rumbo ante las oscuras consecuencias económicas que, según ellos, esto puede tener para el país. Sin embargo, otros tantos avisan ya de ciertas alertas que demuestran que estamos a punto de entrar en recesión dentro de muy poco tiempo.

Y aunque una gran mayoría quieren cerrar los ojos a unas tendencias financieras cada vez más descorazonadoras, no se pueda negar que existen ciertas alertas que ya se encuentran activas. Entre las más importantes sin duda podemos hablar de la desaceleración económica que sufre España, la paralización de las inversiones, el aumento de la deuda pública, de los años solicitados a Bruselas para equilibrarla, o los costes fiscales que poco a poco se han ido disparando.
Según Moody´s, la agencia americana de calificación de riesgo que realiza análisis financieros internacionales, el crecimiento de la economía española disminuirá a un 2 % en 2017 frente al crecimiento de 2.9 % que se prevé para este año. Esta situación no resulta en absoluto fortuita para esta agencia de calificación de riesgo. Al parecer, la inercia de crecimiento que estaba viviendo España tiene sus días contados, pues se encontraba directamente relacionada con factores cíclicos en vez de con factores estructurales. Algo muy peligroso, pues sin una buena estructura, en cuanto los factores cíclicos desaparecen la recesión vuelve a hacerse visible. Entre estos factores, Moody´s destaca el fuerte impulso que ha recibido nuestra economía gracias a la caída del petróleo, a las nuevas opciones de financiación que se han hecho posibles gracias a las acciones realizadas por el Banco Central Europeo o a la potenciación de España como destino turístico debido a la inseguridad que viven otros puntos clásicos de turismo.
Y a estas claras alarmas hay que sumar también otras tantas situaciones nada halagüeñas, como por ejemplo:
- La inseguridad política a la que España se está enfrentando y que parece acercarnos paulatinamente a unas terceras elecciones. El impacto de esta incertidumbre política está influyendo cada vez más en las relaciones nacionales e internacionales.
- La debilidad que poco a poco van sufriendo los países sudamericanos, lo cual se está viendo reflejado en las importaciones.
- El aumento de los recortes que promete un futuro Gobierno de derechas y que aumentará poco a poco la debilidad del país y de sus ciudadanos.
El Banco de España también parece sumarse a estas alertas que auguran un empeoramiento económico en nuestro país, e insisten en la necesidad de cerrar Gobierno para evitar que esto afecte negativamente a las decisiones de gasto de los agentes privados.
Está claro que España necesita con urgencia un cambio de rumbo en las políticas económicas. Un cambio que de verdad ofrezca resultados duraderos y no asociados a una serie situaciones cíclicas. ¿Cuánto tiempo va a seguir nuestro Gobierno en ciernes negándose a ver las evidencias?